El potasio juega un papel vital en el correcto
funcionamiento del organismo humano, por ello, una variación de su
concentración influye en la actividad del mismo.
Un químico definiría al potasio como
aquel elemento de símbolo K y número atómico 19. Un biólogo, en cambio,
recalcaría la importancia de este elemento en la fisiología del cuerpo humano.
El potasio es indispensable en diversas funciones
del organismo, ya que interviene en la comunicación entre las células
musculares y las células nerviosas. Estas estructuras vivas se relacionan a
través de un lenguaje característico denominado "potencial de membrana".
Además, el potasio actúa en la obtención de
proteínas, participa en la constitución de los músculos y en el desarrollo del
organismo, teniendo también una labor significativa en la actividad eléctrica
del corazón. Estos son los cometidos más relevantes del potasio en el organismo
humano, aunque también participa en muchas otras actividades.
¿Cómo se obtiene el potasio?
Todo individuo, por medio de la comida, adquiere
aproximadamente 100 mEq/día de este elemento. O, dicho de otro modo, una
alimentación normal proporciona a cada persona una media de
Existen numerosos comestibles que contienen
potasio en su interior, por lo que una adecuada alimentación permite recibir la
cantidad de potasio que el organismo precisa para que su funcionamiento no se
vea comprometido.
De hecho, alimentos especialmente ricos en este
mineral son, entre otros, el aguacate o el plátano,
la berenjena, las lentejas, los garbanzos, las alubias, determinados frutos
secos, el cacao o el café. También contienen potasio, aunque en menor
proporción, otros alimentos como el tomate, la naranja, la manzana o el atún.
El órgano encargado de asimilar y transformar el
potasio es el riñón.
Una alimentación equilibrada permite obtener el aporte de potasio que el organismo precisa. De esta manera, ciertos alimentos como el plátano, el kiwi o los frutos secos son ricos en este elemento. |
¿Unos niveles disminuidos o
aumentados de potasio son dañinos?
Los niveles de potasio en el exterior de la célula
no son elevados pero, el aumento o la disminución excesiva de su concentración
en el plasma, pueden acarrear serios efectos en el organismo.
De esta manera, el descenso de los niveles de
potasio en sangre, por debajo de sus valores normales, recibe el nombre de hipocaliemia.
Mientras que, la existencia en sangre de concentraciones de potasio superiores
a las habituales, se denomina hipercaliemia o hiperpotasemia.
Hipocaliemia: síntomas y
origen
El potasio debe permanecer dentro de unos límites
adecuados en el organismo. De ello se encargan los riñones al eliminar los
excesos de este ión. Pero, en caso de producirse una excesiva expulsión o un
deficitario aporte de potasio, puede aparecer una alteración del metabolismo
denominada hipocaliemia.
Este trastorno metabólico por el que se reducen
los niveles normales de potasio en plasma, va acompañado de una serie de
síntomas característicos que son, entre otros:
- Agotamiento y debilidad
- Reducción de los reflejos o hiporreflexia.
- Ritmo cardíaco irregular o arritmias.
- Variaciones en el encefalograma.
Algunos de los motivos que pueden provocar la
aparición de esta situación,n son:
- La eliminación excesiva de este mineral debido a diarreas, sudoración excesiva, vómitos o heridas propias de operaciones.
- Determinados fármacos (diuréticos, ciertos corticoides o la aldosterona), favorecen una expulsión excesiva de potasio.
- Algunas enfermedades, como por ejemplo el síndrome de Cushing o el síndrome de Falconi, impiden que el riñón funcione correctamente.
Puede que esta alteración curse con un cuadro
leve, en cuyo caso el tratamiento consistiría en la ingesta oral de
complementos ricos en potasio.
Pero, en situaciones graves será necesario
administrar este mineral por vía venosa. En todo caso, será el facultativo
médico el que determine el procedimiento a seguir.
Hipercaliemia: síntomas y
origen
Esta alteración caracterizada por la presencia de
unos niveles excesivos de potasio en sangre, puede cursar sin síntomas.
En otras ocasiones este trastorno, también
conocido como hiperpotasemia, aparece acompañado de:
- Malestar físico, arcadas y náuseas.
- Debilidad muscular.
- Alteraciones en el corazón: pulso débil o falta de regularidad en los latidos.
- Otras patologías cardíacas como: fibrilación ventricular, bradicardia o, incluso, la detención del corazón.
Los principales motivos por los que puede llegar a
aparecer este trastorno, son:
- Incapacidad por parte de los riñones para eliminar los excesos de potasio presentes en el organismo, ya sea por insuficiencia renal aguda o crónica, glomerulonefritis, trasplantes de riñón, etc.
- Ciertas enfermedades (por ejemplo la enfermedad de Addison), o los tratamientos con inhibidores de la aldosterona, cursan asociadas a una acumulación excesiva de potasio.
- La destrucción celular debida a quemaduras, traumatismos, operaciones, algunos tumores, etc.; favorecen que el contenido de las células pase al exterior.
- Algunos fármacos y suplementos nutricionales pueden provocar este tipo de alteración.
El proceso a seguir para tratar este trastorno es
detectar la causa que lo genera, con el fin de poder eliminarla. Por ello, no
se puede determinar un único procedimiento en el que apoyarse y, en todo caso,
deberá ser establecido por un profesional de la medicina.
No obstante, a modo de curiosidad se puede
mencionar que algunos de los métodos para mejorar la hipercaliemia son el uso
de insulina y glucosa, que permiten el traslado del potasio al interior de las
células, o el empleo de glutamato de calcio. En casos graves puede ser
necesario tratar al paciente con hemodiálisis. Pero, la pauta a seguir
dependerá de la causa que originó el aumento de potasio.
En cualquier caso, como se ha mencionado anteriormente,
será un profesional de la salud, un facultativo médico, quien pautará un
tratamiento y realizará su seguimiento. De la misma manera, deberán dirigirse
todas las dudas que se tengan al respecto, al profesional de la salud de
referencia.
BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS
Y COMPLEMENTARIA.
- Barber Carcamo, Ana; Poz Piedrafita, Francisco. 1998. Principios de fisiología animal. Editorial Síntesis.
- S. de Castro de Pozo. 1999. Manual de patología General: Etiología, Semiología, Síndromes. 5º edicion. Editorial Masson.
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